Como punto de partida, el solar aparece ante nosotros como un espacio que se cierra sobre sí mismo, irregular y delimitado. Sus muros generan un límite entre el interior y el exterior, en el casco histórico de Granada.
Dos elementos dan singularidad al solar: los muros perimetrales que le rodea y la proximidad a la catedral. Son estos elementos que definen el carácter del lugar e que dirige y organiza el conjunto del proyecto.
Potenciando esta combinación, el proyecto manteniene el espacio del solar dejando los muros perimetrales a vista, verdaderas superficies verticales que definen las fachadas traseras de los edificios existentes, y crear un volumen puro y geometrico, una caja opaca y cerrada en el aire.
En torno a la caja el lugar se mantiene despejado para facilitar la puesta en escena del edificio. He aquí el signo de identidad y poesia de la presencia del centro Federico Garcia Lorca - en el sentido del recuerdo, de la memoria, tanto para quien la frecuenta como para quien la descubre.
El espacio intersticial se moldea mediante el enfrentamient de los dos cuerpos, el bordo e la caja, y define el espacio público abierto, lugar de encuentro, convivencia y contemplación.
La caja atrae la mirada del visitante y provocan su atracción irresistible mediante su ángulo, estableciendo una conexión visual entre il Centro e la Catedral.